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Noticias de la Diócesis 12/16/2019


Tercer Domingo de Adviento

La alegría impregna las Sagradas Escrituras tal como lo proclaman las lecturas del domingo: “Griten jubilosos, habitantes de Sión” (Is 12,6); “Canta, hija de Sión, da gritos de júbilo, Israel” (Sof 3,14); ” Alégrense siempre en el Señor” (Fil 4,4); y “El Espíritu del Señor está sobre mí” (Lc 4,18).

Pierre Teilhard de Chardin escribió que la alegría es el signo infalible de la presencia de Dios; tal vez ese es el motivo por el que la Iglesia designa dos domingos al año como Domingos de Júbilo. El próximo domingo,Tercer Domingo de Adviento, es uno de ellos; el otro es el Cuarto Domingo de Cuaresma.

La alegría impregna las Sagradas Escrituras tal como lo proclaman las lecturas del domingo: “Griten jubilosos, habitantes de Sión” (Is 12,6); “Canta, hija de Sión, da gritos de júbilo, Israel” (Sof 3,14); ” Alégrense siempre en el Señor” (Fil 4,4); y “El Espíritu del Señor está sobre mí” (Lc 4,18).

La alegría es más que placer, que se experimenta físicamente. Es más que felicidad, la cual es más cerebral. La alegría es del Espíritu, es uno de los frutos del espíritu (Gal 5,22-23). El Papa Francisco escribe, “La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús” (EG1).

Por el contrario, “Cuando la vida interior se clausura en los propios intereses, ya no hay espacio para los demás, ya no entran los pobres, ya no se escucha la voz de Dios, ya no se goza la dulce alegría de su amor, ya no palpita el entusiasmo por hacer el bien” (EG 2).

El Santo Padre ha dicho que la alegría es la tarjeta de identificación de los Cristianos y que una persona sin alegría no es un verdadero creyente.

¡Alégrense siempre en el Señor. Vuelvo a insistir, alégrense!

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Fuente: bishopkevinfarrell.org