
Noticias de la Diócesis 5/29/2020
El Obispo Edward J. Burns hace un llamado a la oración por George Floyd, sus seres queridos y nuestro país
El Obispo Edward J. Burns y el Obispo Auxiliar Greg Kelly se unen a sus hermanos obispos en Texas en un llamado a la oración por George Floyd, sus seres queridos y para que haya justicia y paz en nuestro país.
El Obispo Edward J. Burns y el Obispo Auxiliar Greg Kelly se unen a sus hermanos obispos en Texas en un llamado a la oración por George Floyd, sus seres queridos y para que haya justicia y paz en nuestro país.
La Conferencia Católica de Obispos de Texas ofrece nuestras oraciones por George Floyd, su familia y amigos, y todas las personas afectadas por su asesinato y los acontecimientos posteriores en Minnesota. Como afirmaron los Obispos de los Estados Unidos en su reciente Carta Pastoral, "Abramos Nuestros Corazones", la injusticia y el daño que causa el racismo son un ataque a la dignidad de la vida humana. Oramos por la guía del Espíritu Santo a medida que nos acercamos a este tiempo de Pentecostés para trabajar hacia una sociedad donde la justicia, la paz y la caridad puedan ser compartidas con todos los hijos de Dios.
Declaración de los Obispos de los Estados Unidos tras la muerte de George Floyd y las Protestas Nacionales
Siete obispos, presidentes de comités de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos, han emitido una declaración a raíz de la muerte del Sr. George Floyd y las protestas que han estallado en Minneapolis y en otras ciudades de los Estados Unidos.
El Obispo Shelton J. Fabre, de Houma-Thibodaux, presidente del Comité Ad Hoc Contra el Racismo; Arzobispo Nelson J. Pérez de Filadelfia, presidente del Comité de Diversidad Cultural en la Iglesia; Arzobispo Paul S. Coakley de Oklahoma City, presidente del Comité de Justicia Doméstica y Desarrollo Humano; Arzobispo Joseph F. Naumann de Kansas City en Kansas, presidente del Comité de Actividades Pro-Vida; Obispo Joseph C. Bambera de Scranton, presidente del Comité de Asuntos Ecuménicos e Interreligiosos; Obispo David G. O'Connell, Obispo Auxiliar de Los Ángeles, presidente del Subcomité de la Campaña Católica para el Desarrollo Humano; y el Obispo Joseph N. Perry, Obispo Auxiliar de Chicago, presidente del Subcomité de Asuntos Afroamericanos, han emitido la siguiente declaración:
Tenemos el corazón roto y estamos asqueados e indignados de ver otro video de un hombre afroamericano asesinado ante nuestros propios ojos. Lo que resulta más sorprendente es que esto está sucediendo a pocas semanas de otros hechos similares. Esta es la más reciente llamada de atención que necesita ser atendida por cada uno de nosotros en un espíritu decidido de conversión.
El racismo no es algo del pasado o simplemente un problema político descartable para ser puesto de moda cuando resulte conveniente. Es un peligro real y presente que debe enfrentarse. Como miembros de la Iglesia, debemos defender las acciones correctas y justas más difíciles en vez de caer en los fáciles errores de la indiferencia. No podemos permanecer indiferentes ante estas atrocidades y aún tratar de profesar el respeto a toda vida humana. Servimos a un Dios de amor, misericordia y justicia.
Si bien se espera que suplicaremos que las protestas sean pacíficas, no violentas, y ciertamente lo hacemos, también apoyamos apasionadamente a las comunidades que están comprensiblemente indignadas. Demasiadas comunidades en todo el país sienten que sus voces no están siendo escuchadas, sus quejas sobre el trato racista son desatendidas, y no estamos haciendo lo suficiente para señalar que este tratamiento mortal es antitético al Evangelio de la Vida.
Como dijimos hace dieciocho meses en nuestra más reciente carta pastoral contra el racismo, "Abramos Nuestros Corazones", para las personas de color algunas interacciones con la policía pueden estar plagadas de miedo e incluso peligro. Las personas de buena conciencia nunca deben hacerse de la vista gorda cuando los ciudadanos están siendo privados de su dignidad humana e incluso de sus vidas. La indiferencia no es una opción. "Como obispos, afirmamos inequívocamente que el racismo es una cuestión de respeto por la vida".
Nos unimos al Arzobispo de St. Paul y Minneapolis, Mons. Bernard A. Hebda, pidiendo a Dios que le dé el eterno descanso al alma del Sr. George Floyd y de todas las otras personas que han perdido sus vidas en una forma similar. Pedimos por el fin de la violencia tras esta tragedia y por las víctimas de los disturbios. Oramos por que las familias y amigos dolientes reciban consuelo. Oramos por la paz en los Estados Unidos, particularmente en Minnesota, mientras el proceso legal avanza. También anticipamos una investigación completa que dé lugar a la responsabilidad legitima y una justicia real.
Nos unimos a nuestros hermanos obispos para desafiarlos a todos a unirse, particularmente con aquellos que son de diferentes orígenes culturales. En este encuentro, busquemos todos un mayor entendimiento entre el pueblo de Dios. Muchas personas que históricamente han sido desfavorecidos siguen experimentando tristeza y dolor, sin embargo, se esfuerzan por perseverar y seguir siendo personas de gran fe. Exhortamos a nuestros pastores a salir a su encuentro y acompañarlos más auténticamente, escuchar sus historias y aprender de ellas, encontrar maneras significativas de promulgar un cambio sistémico. Tales encuentros comenzarán a llevar a cabo la transformación necesaria de nuestro entendimiento de la vida verdadera, la caridad y la justicia en los Estados Unidos. Esperamos que para entonces habrá muchas voces que hablen y busquen la sanación contra el mal del racismo en nuestra tierra.
Al anticipar la solemnidad de Pentecostés este fin de semana, hacemos un llamado a todos los católicos para que oren y laboren por una nueva efusión del Espíritu Santo. Oremos por un deseo sobrenatural de librarnos del daño que causan la predisposición y los prejuicios. Llamamos a los Católicos que pidan al Espíritu Santo para que el Espíritu de Verdad toque los corazones de todos en los Estados Unidos y desciendan sobre los sistemas de justicia penal y cumplimiento de la ley. Por último, que todos y cada uno de los católicos, independientemente de su etnia, rueguen a Dios que sane nuestra visión profundamente rota el uno del otro, así como nuestra sociedad profundamente fracturada.