Noticias de la Diócesis 2/13/2017
La Espiritualidad de un Matrimonio Católico
El matrimonio es un signo del amor inquebrantable de Cristo por su pueblo. La «espiritualidad» es una manera de vivir nuestras propias creencias religiosas. Una espiritualidad del matrimonio, por lo tanto, es una manera de ayudar a los esposos y esposas a vivir la vocación del matrimonio a la luz de fe. Al iniciar la celebración de la Semana Nacional del Matrimonio (7-14 de febrero de 2017), podemos reflexionar sobre las maneras en las que el matrimonio Católico tiene una espiritualidad particular – sacramental, comunitaria y misionera.
El matrimonio es un signo del amor inquebrantable de Cristo por su pueblo. La «espiritualidad» es una manera de vivir nuestras propias creencias religiosas. Una espiritualidad del matrimonio, por lo tanto, es una manera de ayudar a los esposos y esposas a vivir la vocación del matrimonio a la luz de fe. El matrimonio Católico tiene una espiritualidad particular – sacramental, comunitaria y misionera.
El matrimonio es sacramental porque es un signo del amor inquebrantable de Cristo por su pueblo. Es comunitario porque crea y profundiza una alianza permanente de vida y amor. Es misionero porque las parejas en el matrimonio Católico son llamadas a compartir la buena nueva de su relación en Cristo con los demás. Una espiritualidad del matrimonio ayuda a las parejas a moldear su actitud hacia la vida y proporciona un esquema para vivir el matrimonio a la luz de la fe.
En la tradición Católica, un "sacramento" es una expresión concreta de Cristo en el mundo. La Eucaristía, por ejemplo, es un sacramento. Dentro de la liturgia Eucarística, a través de las palabras y acciones del sacerdote, los signos físicos de pan y vino se convierten en Cristo realmente presente. De igual manera, la Iglesia cree que el matrimonio es un sacramento. En el matrimonio, la vida, el amor y el testimonio de la pareja pueden hacer visible a Cristo para los demás. Todas las parejas casadas sacramentalmente son invitadas a revelar la presencia amorosa de Cristo y su acción generosa en el mundo.
Así como Dios es una Trinidad de personas - una comunidad - también el matrimonio es comunitario. Gaudium et Spes, un documento del Concilio Vaticano Segundo, afirma que las parejas forman una comunidad permanente y vivificante. Ya hemos dicho que esta relación es sacramental, un signo del amor de Cristo en el mundo. Las parejas sacramentales viven como comunidades que revelan las bendiciones de Dios, llegan hasta los demás para sanar la ruptura en la familia y el mundo y comparten sus dones con quienes les rodean.
Las parejas viven como comunidades cuando experimentan las bendiciones que llegan al realizar un compromiso total con otra persona. Realizar compromisos permanentes cada vez menos frecuente; sin embargo, las parejas sacramentales muestran que esto es posible. Otra bendición del matrimonio son los hijos. La disposición de la pareja a abrirse al don de los hijos y mostrar la generosidad y el sacrificio necesarios para criarlos según los valores del evangelio es una verdadera bendición.
Las parejas también viven como comunidades cuando reconocen y sanan la fractura presente en su propia vida y en su vida de pareja. Esta fractura es parte de la vida de todos; un cónyuge está en una posición única de sanar el dolor que surge inevitablemente en la relación. Las parejas crean comunidades sacramentales cuando construyen una vida compartida, entre sí, con sus familias, con las comunidades locales, con la Iglesia. Mientras las parejas crecen en su amor mutuo, sus comunidades de vida y amor enriquecen las comunidades más grandes en sus vidas.
Por último, los matrimonios sacramentales son misioneros. Parte de la alegría de un matrimonio lleno de fe es mostrar a otros lo que significa estar en una relación amorosa centrada en Cristo y dar a conocer a los demás el don de un matrimonial fiel lleno de vida y amor. Las parejas tienen el potencial de mostrar a otros lo que significa encarnar en ellos la vida del Espíritu Santo. Las parejas casadas, aunque no son perfectas, son misionera a través del testimonio de su vida y de su amor en el mundo. Se caracterizan por la apertura a la vida en el Espíritu, por el servicio amoroso a su prójimo y por compartir sus talentos y bendiciones con y por las comunidades locales y globales.
Como misioneros, las parejas casadas pueden ser testigos de los valores evangélicos en su vida diaria. Una espiritualidad del matrimonio muestra cómo las parejas revelan a Cristo, edifican comunidad y llegan llenos de amor hasta los demás. Es una manera muy eficaz de describir cómo las parejas Católicas viven su vocación a la vida conyugal.
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Fuente: Este artículo fue publicado originalmente en la página web de la Conferencia Episcopal (USCCB) For Your Marriage. Derechos de autor © 2017, Conferencia de los Obispos Católicos de los Estados Unidos, Washington DC. Derechos reservados.
Fuente de la imagen: Fotografía Lorena Marie