Según se dice, San Francisco de Asís fue el primero en poner un Nacimiento o Pesebre Navideño para recordarnos las condiciones alrededor del nacimiento de Jesús. El Nacimiento se ha convertido en una parte indispensable de nuestra tradición Católica y es más importante que cualquier otro símbolo Navideño, ya que nos lleva hasta el momento de la Encarnación.
Los nacimientos pueden llegar a ser representaciones exageradas del nacimiento de Jesús con figuras elaboradamente realizadas en edificios de madera o de piedra, en ocasiones muy extravagantes, lo cual no corresponde a la forma en la que ocurrió. Jesús no nació en una casa o incluso en un granero o algo por el estilo, él nació en una cueva al lado de un afloramiento peñascoso cerca a la aldea de Belén.
En Israel y Palestina hay gente que aún vive en cuevas, junto a sus vacas y burros y con toda probabilidad sus perros y gatos. La mayoría tienen pesebres para alimentar a su ganado, y es muy probable que en uno de esos pesebres haya sido colocado el niño Jesús.
Sospecho que estaba obscuro, húmedo y hasta un poco maloliente. El tipo de lugar que la mayor parte de nosotros cuidadosamente evitamos, de hecho un lugar extraño para que el hijo de Dios decidiera entrar al mundo, lo menos que podemos decir... una puerta trasera. ¿Por qué no elegiría una casa cómoda en Jerusalén o incluso en Roma o Alejandría en lugar de una cueva húmeda, oscura y maloliente?
La respuesta es probablemente que Jesús vino para quienes más lo necesitaban... los anawim... los pobres de Yahvé. El fallecido erudito de las Sagradas Escrituras, Padre Raymond Brown decía de los anawin:
"La palabra anawim representa el plural de la palabra hebrea anaw que, junto a su homólogo ani es una palabra para describir al 'pobre, humilde, afligido’...Aunque este título [anawim] que significa ‘Los Pobres’ puede haber señalado originalmente los fisicamente pobres (y con frecuencia aún los incluye), se refiere más ampliamente a quienes no podían confiar en sus propias fuerzas, y que tuvieron que apoyarse en una absoluta confianza en Dios: los humildes, los pobres, los enfermos, los oprimidos, las viudas y los huérfanos. Lo opuesto a los anawim no eran simplemente ricos, sino también orgullosos y autosuficientes que no mostraron ninguna necesidad de Dios o de Su ayuda."
Este año, al celebrar la Navidad (la Misa del Nacimiento de Cristo), imitemos a Jesús. Vayamos hasta los anawim, hasta aquellos cuya situación es tal que dependen totalmente de Dios. Alcancemos con nuestras manos y corazones y tesoro a los humildes, los pobres, los enfermos, los oprimidos, las viudas, los huérfanos, los inmigrantes y los marginados.
No lleven a Jesús a los anawim. Más bien vayan a encontrarlo ahí.
Le pido a Dios, nuestro Padre celestial, que los llene de bendiciones con la alegría y la paz de la Navidad y que su fe Católica continúe trayéndoles fortaleza y consuelo. ¡Feliz Navidad!
Image Credit: William Beem on Flickr
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