El Día de Todos los Santos es un Día de Precepto en la Iglesia Universal; Sin embargo debido a que cae en sábado, en los Estados Unidos el precepto de asistir a Misa ha sido suprimido en el año 2014 por la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos.
Durante los dos primeros días de noviembre de cada año, la Iglesia conmemora dos días festivos relacionados: Día de Todos los Santos (1 de noviembre) y Día de los Fieles Difuntos (2 de noviembre). Todos los Santos es fácil de entender: recordamos a todos aquellos que vivieron vidas de santidad heroica, ya sea que la Iglesia les haya canonizado o no. En el Día de los Fieles Difuntos, recordamos a todos aquellos que han muerto, no sólo a las superestrellas espirituales.
Desde los primeros días, la Iglesia ha rezado por los difuntos. Su juicio está en manos de Dios, y nosotros confiamos en su misericordia. Pero también creemos que Dios se preocupa por nosotros y nuestras inquietudes, así que resulta muy apropiado orar por nuestros seres queridos difuntos.
La fiesta de este día tiene sus raíces en el segundo siglo. En el siglo 10th, San Odilón de Cluny estableció una conmemoración de todos los fieles difuntos. Roma añadió la fiesta al calendario de la Iglesia en el siglo 13avo. En muchas partes del mundo, la celebración de este día festivo está llena de una energía particular, tales como el Día de los Muertos en México.
Es apropiado conmemorar el Día de los Fieles Difuntos orando por quienes nos han precedido en la fe. Algunas personas también visitan las tumbas de sus seres queridos y rezan por ellos.
La fiesta de los Fieles Difuntos nos recuerda nuestra finitud. Todos nosotros somos seres finitos, creaturas mortales. Todos somos amados por Dios, quien nos ha dotado con un alma inmortal. Nuestro destino final está en manos de Dios, y aun la muerte no nos separa de su amor.
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Fuente: ForYourMarriage.org