La Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos tomó la decisión que, debido a su proximidad al día domingo, la Fiesta de la Asunción no sería un Día Santo de Obligación en 2016.

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¿Cuál es el Significado de "La Asunción"?

por el Padre Larry Rice, CSP

El 1ero. de noviembre de 1950, el Papa Pío XII declaró la Asunción de la Santísima Virgen María que la Iglesia celebra cada año el 15 de agosto. En pocas palabras, el Dogma de la Asunción afirma que al final de su vida, la Santísima Virgen María fue asunta en cuerpo y alma al cielo.

Aun cuando este evento no se encuentra plasmado en las Sagradas Escrituras, es claramente parte de las conmemoraciones más tempranas de la Iglesia. En el siglo VI, San Juan Damasceno escribió en uno de sus sermones, "tu alma toda santa y bienaventurada es separada de un cuerpo bendito e inmaculado, y ese cuerpo es depositado en la tumba; no permanece en la muerte y no es destruido por la corrupción. Por aquella, cuya virginidad permaneció intacta después del parto, al partir de esta vida, el cuerpo fue conservado sin descomposición y colocado en una morada mejor y más divina, lejos de los alcances de la muerte, capaz de durar por toda la infinidad de los siglos”.

Teológicamente hablando, a menudo se entiende la muerte como una consecuencia del pecado original. Ya que María fue concebida sin pecado original, algunos teólogos se han preguntado si María murió, o si fue llevada al cielo sin experimentar la muerte. El Catecismo de la Iglesia Católica no responde a esta pregunta, simplemente expresa, "La Santísima Virgen María, cumplido el curso de su vida terrena, fue llevada en cuerpo y alma a la gloria del cielo, en donde ella participa ya en la gloria de la resurrección de su Hijo, anticipando la resurrección de todos los miembros de su cuerpo."

La Fiesta de la Asunción nos recuerda la singular función de María en el proceso de nuestra salvación. Aun cuando ella estuvo libre de pecado, tenemos la posibilidad de recibir el perdón de Dios a través de Cristo. Su entrada al cielo prefigura nuestra propia esperanza de experimentar esa misma vida eterna.

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Fuente: ForYourMarriage.org