Durante la Audiencia General semanal del miércoles en la Plaza de San Pedro, el Papa Francisco expresó que en una comunidad Cristiana la división es uno de los peores pecados porque no viene de Dios.
La importancia de la unidad estuvo la centro de la catequesis del Papa Francisco durante su Audiencia General semanal del miércoles, señalandóles a los aproximadamente diez mil peregrinos y turistas reunidos en la Plaza de San Pedro que "aunque nosotros, los miembros de la Iglesia, seamos pecadores, la unidad y la santidad de la Iglesia surgen de Dios y nos llaman diariamente a la conversión.”
El Santo Padre expresó que los pecados contra la unidad, tales como los celos, la envidia y la antipatía se presentan cuando apuntamos a los primeros puestos, cuando queremos ser el centro e incluso ocurren en nuestras comunidades parroquiales.
Entonces el Papa subrayó que en una comunidad Cristiana la división es uno de los peores pecados porque no viene de Dios sino del Diablo.
La voluntad de Dios, destacó el Papa Francisco "es que aumentemos nuestra capacidad de dar la bienvenida al otro, a perdonar y a amar y a parecernos a Jesús."
Para mostrar un ejemplo de la unidad y santidad de Cristo, el Papa Francisco relató una historia que escuchó acerca de una anciana que había trabajado toda su vida para su parroquia. Ella era una mujer que nunca hablaba mal de nadie, nunca participó en habladurías y siempre tenía una sonrisa en su rostro. Este es el tipo de mujer, señaló el Papa, que podría ser canonizada mañana. El Santo Padre señaló que la santidad de la Iglesia es – "reconocerse imagen de Dios, colmada de Su misericordia y de Su gracia."
Para concluir su catequesis, el Santo Padre pidió que examinemos nuestra conciencia y busquemos el perdón "por las veces que hemos sido ocasión de división o malentendido en nuestras comunidades y para que nuestras relaciones reflejen más perfectamente y alegremente la unidad de Jesús y el Padre."
Texto Completo - Audiencia General del Papa Francisco, Plaza de San Pedro, 27 de Agosto, 2014
Queridos hermanos y hermanas:
Cuando recitamos el “Credo”, decimos que la Iglesia es “una” y “santa”, aunque sabemos por experiencia que está compuesta de pecadores y que no faltan divisiones.
Jesús, antes de su Pasión, pidió por la unidad de sus discípulos: “que todos sean uno”. Nos confía así su deseo de que la unidad sea una de las notas características de nuestra comunidad.
Los pecados contra la unidad no son sólo los cismas, sino también las cizañas más comunes de nuestras comunidades: envidias, celos, antipatías, sacarle el cuero a los demas… Esto es humano, pero no es cristiano.
En una comunidad cristiana, la división es uno de los pecados más graves, porque no permite que Dios actúe. Es el diablo el que separa, destruye las relaciones, siembra prejuicios. Lo que Dios quiere es que seamos acogedores, que nos perdonemos y nos amemos para parecernos cada vez más a Él, que es comunión y amor. En esto consiste la santidad de la Iglesia: en reproducir la imagen de Dios, rico en misericordia y gracia.
--
Fuentes: News.va